Las vitaminas y los minerales son opciones adecuadas para potenciar las defensas.
El cambio de estaciones conlleva el cansancio generalizado, la gripe, el dolor de garganta, la caída del cabello, la debilidad de las uñas, etc. Pare evitar las consecuencias de ese cambio de clima se deben mantener las defensas altas. Para ello es adecuado seguir una dieta variada y equilibrada. pero sobre todo, elegir una dieta rica en minerales y vitaminas.
En los alimentos hay diferentes nutrientes, cada nutriente tiene su función especial en el organismo. La función de las vitaminas y los minerales es reguladora, esa función reguladora consiste en ayudar a las reacciones químicas y enzimáticas del cuerpo. Si las reacciones químicas y enzimáticas están bien reguladas, las defensas del cuerpo se mantendrán en un nivel adecuado. Eso es necesario para que el sistema inmunológico esté reforzado.
Existen dos tipos de vitaminas, las hidrosolubles y las liposolubles.
Las vitaminas hidrosolubles:
Las primeras, se disuelven en agua como la vitamina C o el complejo vitamínico B (es un complejo vitamínico de ocho vitaminas que están interrelacionadas entre ellas). En general participan en la regulación de otros nutrientes y su carencia produce fatiga, agotamiento muscular, trastornos del sueño, anemia, degeneración de la piel…
Se encuentran sobre todo en las frutas, las verduras, la patata, los cereales integrales y las legumbres, hay que tener en cuenta que estas vitaminas son termolábiles y fotolábiles, es decir que se destruyen con altas temperaturas y con la la exposición a la luz, por ello las mejores fuentes son los alimentos crudos como las frutas, algunas verduras y cereales integrales.
Las vitaminas liposolubles:
Las segundas son las vitaminas A, D, E y K, cada una de ellas tiene una función específica, estas vitaminas están en alimentos ricos en grasas.
La vitamina A y el retinol, es imprescindible para el desarrollo de las mucosas celulares. Por ejemplo, la reparación de los epitelios, de la piel, de las uñas y del mantenimiento del esmalte de los dientes. Con todo ello se forma una barrera que protege contra de los organismos, reforzando el sistema inmunológico. Protege el sistema respiratorio contra infecciones microbiológicas, los catarros, etc.
Esta vitamina se encuentre en la yema del huevo, los lácteos, el pescado azul y las frutas de color amarillo. En estos alimentos, también se encuentra la vitamina D. Esta vitamina refuerza el crecimiento celular y el sistema inmunológico, estimulando la respuesta de los anticuerpos, de los linfocitos y de los fagocitos (células que genera la medula ósea). Los anticuerpos detectan los microorganismos patógenos y los fagocitos los destruyen.
Los huevos contienen vitamina A
La vitamina E cuida las células del cuerpo de sustancias tóxicas y metales pesados, tiene una papel importante en el estrés oxidativo de las células de el cuerpo y en enfermedades víricas crónicas. Cuando hay una enfermedad o infección, toma parte en la proliferación de las células. También juega un papel importante en la cicatrización formando fibras elásticas y colagénicas. Por otro lado, evita la destrucción de la vitamina C y del selenio por lo que es un protector de estos nutrientes. Esta vitamina se encuentra en el aceite, las verduras de hoja verde y los cereales integrales.
Los frutos secos son ricos en vitaminas liposolubles y minerales.
Los Minerales:
El selenio esta relacionado con la vitamina E, por lo tanto también relacionado con el sistema inmunológico. Se encuentra en el marisco, las carnes y los cereales integrales. Otros minerales que están relacionados con las defensas son el zinc, el magnesio y el cobre.
Por lo tanto, para que el sistema inmunológico, que lucha contra las infecciones, no se debilite, es conveniente llevar una alimentación adecuada, sobre todo asegurando la ingesta de los alimentos ricos en los nutrientes que hemos mencionado. De ese modo, estaremos bien protegidos de las enfermedades que producen los tóxicos y las infecciones.